Ubicada en una posición privilegiada sobre una ladera en las afueras de A Guarda, esta propiedad ofrece un espectáculo visual difícil de igualar: vistas abiertas al majestuoso océano Atlántico, al río Miño en su desembocadura y a los suaves relieves del paisaje gallego. Construida en 1988 con materiales de gran calidad, mantiene la solidez y la elegancia de una casa diseñada para integrarse en su entorno y disfrutarlo al máximo.

Con una superficie de 288 m², la vivienda se alza sobre una extensa parcela ajardinada de 2.847 m², un espacio privado y lleno de posibilidades para crear rincones únicos. El acceso resulta cómodo y versátil, ya sea en coche, a través de un portón automático que conduce a una amplia zona de aparcamiento y garaje, o a pie, atravesando su encantadora entrada.

La casa se distribuye en dos plantas perfectamente adaptadas a la vida diaria. En la planta baja, la luz natural se adueña de los espacios gracias a sus amplios ventanales con salida al jardín. Una gran estancia polivalente, un despacho, un baño completo y una práctica zona de lavadero conforman un nivel versátil que puede destinarse tanto a ocio como a trabajo.

La planta principal nos recibe con un porche acogedor, el lugar perfecto para detenerse a contemplar el paisaje. Desde allí se accede a un amplio recibidor que da paso a las principales estancias: una cocina funcional con comedor diario, un salón bañado por la luz del sol y un comedor independiente. En la zona de noche, tres dormitorios luminosos, un despacho y un baño completan este nivel, cada estancia con su propia perspectiva hacia el mar, el río o la ciudad.

El exterior es, sin duda, una prolongación de la magia de esta casa. Sus jardines con árboles maduros y rincones paisajísticos invitan a pasear, desconectar y disfrutar de la serenidad del entorno. La amplitud de la parcela permite personalizar cada espacio a tu medida, convirtiéndola en un auténtico refugio natural.

Más que una vivienda, es un hogar pensado para quienes buscan equilibrio entre privacidad, calma y proximidad. Perfecta para parejas o familias que valoran la tranquilidad de la vida semi-rural sin renunciar a la comodidad de estar a un paso del centro de A Guarda y de todos sus servicios.